19 de noviembre de 2020

Victoria Garrido Iraola. «Estoy en sexto año, en Ciencias Biológicas. Este es mi último año en el Colegio. En Educación Inicial comenzamos a hacer trabajo social con la Pastoral Educativa, después seguimos en Primaria y en Secundaria me sumé al grupo de Voluntariado en tercer año. Me gusta… me gusta mucho porque siempre me interesó hacer algo por los demás».

«Empieza a las diez y media y nos dividimos en Ciclo Básico y Bachillerato. Los más chicos cocinan y los demás trabajamos afuera. Primero conversamos todos juntos, pero para trabajar nos dividimos por temas de protocolo. Somos unos quince y el día que pintamos el mural en el patio de la Iglesia fuimos muchos más». Matías. 

«Cuando llegamos charlamos sobre lo que vamos a hacer, aunque es algo que ya trabajamos varios días antes. Después nos dividimos en grupos. Yo voy a la cocina, siempre preparamos panes con ingredientes que llevamos. Usamos una receta sencilla.  Algunos de mis amigos piensan que es aburrido, pero es divertido y hacés algo por los demás. Eso es lo más importante. Cocinamos, pintamos y estamos juntos». Julieta 

«Al inicio, charlamos de diversos temas y cantamos Al mundo lo hacemos entre todos. Tenemos un ritual de iniciación, lo hacemos al comenzar y a veces cuando terminamos también. El grupo de los sábados está muy bueno porque además es una forma de conectarnos entre las generaciones. A mí, después de que egrese, me gustaría seguir involucrada en estas actividades de Voluntariado». Victoria.

Lucía Barros Sulca, coordinadora de Acción Social (Pastoral Educativa). Mateando con Acción Social en modo virtual surgió en durante el confinamiento con la consigna de pensar qué podíamos hacer por los otros desde casa. Comenzamos a reflexionar sobre la pandemia, cómo nos afectaba a nosotros, al contexto más cercano, a la comunidad y a otros entornos, en especial a las organizaciones con las que queríamos trabajar. Además de sensibilizarnos, pensamos qué podíamos hacer concretamente. Entonces, nos volvimos replicadores de información fidedigna, de datos que dan respuesta a problemáticas sociales, violencia doméstica y ollas populares, por ejemplo. Luego nos involucramos en la campaña Familia Crandon Unida y en agosto con dos ollas populares. 

Desde la Coordinación de la Pastoral, repensamos los espacios presenciales y así surgió el encuentro semanal en la Iglesia de Malvín que nos alojó. Para apropiarnos del espacio, pintamos un mural y comenzamos a armar una huerta. Cada sábado, nos ocupamos de la producción de alimentos que donamos a la olla popular de Malvín Norte, también los panes y los scones que elaboramos. 

Esta presencialidad nos permitió concretar nuestros gestos solidarios, aunque todavía no podemos llevar la producción a la olla popular. Y así, de esta manera, vamos construyendo nuestro compromiso con acciones que nos sensibilizan.