Secundaria

16 de diciembre de 2024

Juan Pablo Irigoin Rocha

Tiene 16 años, se llama Paulina Altieri Pardiñas, acaba de finalizar 1.º de Educación Media Superior (EMS) y practica natación artística, un deporte que combina nado, gimnasia y danza.

Las acrobacias acuáticas que realiza Paulina dan cuenta de una deportista con resistencia física, flexible, con gracia y ritmo. La sincronización de sus movimientos demuestra habilidades acrobáticas y coreográficas, control respiratorio debajo del agua, desarrollo aeróbico y anaeróbico y un gran trabajo grupal. La natación artística ―antes conocida como nado sincronizado y ballet acuático― es un deporte muy exigente y escasamente desarrollado en Uruguay. 

«Empecé a hacer natación artística a los 6, pero ya lo conocía porque mi madre es jueza», explica con voz sutil, con la suavidad de una brazada elegante. Agrega que está federada desde los 7 años. Sabemos que lograr y sostener el carácter de deportista federada implica obligaciones y dedicación.

«Este año, que fue bastante exigente, tuve que exonerar varias materias, especialmente por el curso de inglés [IGCSE]. La POP [Profa. Victoria Diez Quinteros] me ayudó y salgo antes porque los entrenamientos empiezan a las tres o a las cuatro de la tarde y terminan a las siete. Entreno en el Club Biguá». Este apoyo tiene carácter institucional y enriquece la propuesta de adecuación de Secundaria para estudiantes que, federados en un deporte, representan a Uruguay en diversas competencias.

El año exigente al que refiere Paulina implicó cursar primer año de Educación Media Superior (EMS), las asignaturas del International General Certificate of Secondary Education (IGSCSE) y entrenar todos los días. Su rutina implica agua y, algunos días, preparación física, porque ―como explica con convicción― tiene que ser «muy buena en natación y flexible». 

En relación con los campeonatos, la deportista participó de varias instancias nacionales y del Campeonato Mundial Júnior de Natación Artística 2024, que tuvo lugar en Perú. «Fue un montón. Tuve contacto con deportistas de todo el mundo, entrenar con países como China y Japón fue increíble, y competir contra ellos es un orgullo».

Para el año próximo, cree que va a participar del Sudamericano y del Panamericano, pero todavía no está convencida. «Pienso tomarme un año, descansar de la Selección y concentrarme en los estudios. Quiero volver al año siguiente. Voy a cursar segundo de EMS, Opción Ciencia y Tecnología. No sé muy bien qué voy a estudiar cuando termine el liceo, quizás Economía. Probablemente, en algún momento, me dedique a la docencia en el deporte y los entrenamientos pasarán a segundo plano. Creo que voy a llevarlo como pueda».

Qué implica compatibilizar la vida estudiantil, ahora y en el futuro, y la responsabilidad deportiva es un tema que Paulina tiene claro. «Es difícil; pero al ver los resultados en los dos ámbitos, creo que vale la pena. Es difícil porque todos los días tengo que venir al liceo temprano a la mañana, ir directo al club, llegar a casa de noche, hacer deberes y dormir. También me pasa que, entre semana, mis amigas quieren salir o juntarse y yo no puedo. Crandon me reapoyó. A principios de año, tuve una reunión con la subdirectora [Mag. Cristina Roggero Pérez] y analizamos el calendario del año, vimos los horarios de clase con los del entrenamiento. Los profesores también, porque hay materias de las que pierdo algunas horas y me acompañan y me ayudan».

Le pregunto si el compromiso de estudiar y practicar un deporte es muy exigente para una chica de 16 años y con convicción responde: «Puede ser, pero lo importante es saber llevarlo».

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