Secundaria

19 de noviembre de 2020

Una aplicación para encontrar gente que quiere jugar al fútbol. Otra que ofrece consejos para cuidarse del coronavirus. Un escáner para leer etiquetas de comestibles. Una máquina que paga por la ropa que ya no se usa. Una red social orientada a artistas y un bastón con sensores para personas ciegas o con baja visión. Hay más. Son audios y están narrados en inglés. Los hicieron los estudiantes de primer año de Bachillerato de los grupos que preparan el examen internacional First Certificate in English.

La idea nació de las docentes del grado, y las Profas. Cecilia Baridón Gonnet, Estefanía Gómez Ferragut y Verónica Redekofski Bernal la llevaron a cabo en octubre en el marco del capítulo Innovation del libro Life (National Geographic). La propuesta es el resultado de un trabajo personalizado que procura que los estudiantes se apropien del inglés como hablantes interculturales. Este tipo de acciones permite la práctica de habilidades concretas y lúdicas que son muy entretenidas y motivadoras, explican las docentes. 

«La unidad temática Innovation comienza con la creación de inventos. Nosotras le dimos un giro social y trabajamos sobre creaciones que facilitan la vida de las personas. Entonces, los alumnos tuvieron que pensar un proyecto de este tipo. Cada uno tenía que diagramar un invento y definir cómo se aplicaría en nuestra comunidad», agregan las profesoras. Los estudiantes tuvieron algunos días para proyectar una innovación ―una herramienta digital o un producto tangible― y luego, en clase, realizaron la presentación oral. Tuvieron que contar de qué se trataba, describir todos los aspectos y detallar el funcionamiento. Con esas presentaciones, las profesoras trabajaron expresión, pronunciación, vocabulario y argumentación. 

Con las innovaciones presentadas, las docentes incluyeron el recurso del elevator pitch (también conocido como elevator speech), una breve argumentación que busca convencer sobre un tema. Con un capítulo de la serie Emily in Paris y varios ejemplos de YouTube, las docentes trabajaron el esquema de este modelo de argumentación que dura el tiempo de un viaje de ascensor. «Entonces, propusimos a los alumnos que grabaran un elevator pitch. Trabajamos los elementos esenciales: el producto o servicio, qué problemas resuelve, qué pasa con la competencia, a quién o quiénes ayuda y por qué es importante financiarlo ―añaden las profesoras―. Mientras tanto, avanzamos con las preguntas retóricas y, a través de diversos ejemplos concretos, vimos para qué sirven este tipo de preguntas».

El resultado es muy entretenido y con argumentos solventes. «Dan ganas de escuchar los audios. La ventaja es que lo pudieron practicar y realmente lo hicieron, tanto que los elevator pitches que entregaron están muy bien. Recibir estos productos es muy motivador porque vemos el trabajo y la dedicación de los estudiantes», concluyen las profesoras.

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