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28 de junio de 2024

En la primera semana de mayo, luego de preparar una limonada para compartir en una visita a un grupo de Nivel 4, las maestras de Nivel 3 B decidieron reservar las cáscaras sobre una bandeja con el propósito de realizar un perfumador de ambiente. Cinco días después, encontraron que las cáscaras estaban verdes y las maestras propusieron la observación del fenómeno. Naturalmente surgieron interrogantes y apreciaciones: «¿de dónde salieron esos pelitos?», «parecen telarañas», «tienen olor a asco», «parece pasto», «hay moscas».

Las docentes tomaron nota de los comentarios, los escribieron y algunos niños dibujaron lo que veían. La situación despertó respuestas espontáneas. Algunos mencionaron la heladera y entonces surgió la idea de cortar un limón y guardarlo en ese lugar para volver a examinar las dos bandejas días más tarde. 

En la siguiente instancia de la experimentación, hicieron foco en la conservación de unas cáscaras y el cambio de apariencia en las otras, en que no olían igual y que había diferencias táctiles y de textura. 

Las observaciones continuaron y varios niñas y niños avanzaron en la etapa de experimentación directa: al tocar las cáscaras enmohecidas, los dedos quedaban manchados. Entonces, las docentes propusieron realizar impresiones sobre hojas blancas para que pudieran percibir la consistencia. 

Entre preguntas, comentarios y aseveraciones, decidieron experimentar con otros alimentos. Dejaron, entonces, cáscaras de manzana, un trozo de pan y un tomate cherry. En cada alimento, detectaron cambios.

Cuando supieron que se trataba de hongos, surgieron nuevas interrogantes inducidas por la explicación que dieron las docentes: «Los hongos son seres vivos como las plantas y los animales. Al igual que estos, los hongos crecen mejor en algunos lugares. ¿Recuerdan los caracoles que vimos en la huerta? ¿Por qué no los trajimos al salón? ¿Qué nos explicó Cecilia en la huerta del Colegio? ¿Dónde creen que pueden vivir mejor los hongos, en lugares fríos como la heladera o cálidos como el salón? Para vivir, los hongos necesitan alimentarse, por eso las cáscaras fueron cambiando en color, consistencia, aroma, tamaño».

El grupo también vinculó experiencias vividas en otros contextos: un hongo sobre un alfajor, en un queso, en el jardín.

La indagación sobre los hongos a partir del aromatizador ―que finalmente pudieron preparar―, es un ejemplo de cómo niñas y niños en edades tempranas pueden identificar situaciones de la naturaleza, dar contexto y buscar explicaciones. El marco para encauzar el conocimiento científico resulta clave para que puedan involucrarse en el proceso, analizar causas y características.

Esta práctica, que las docentes diseñaron a partir de una irrupción, dio lugar a preguntas que surgieron luego de observar un fenómeno natural concreto. A su vez, tuvieron la oportunidad de recopilar datos, describir, representar a través del dibujo y experimentar, además de  desarrollar sensibilidades y habilidades relativas a la construcción de la responsabilidad y cuidado del ambiente, pilares del eje de trabajo institucional Escuela saludable.

Equipo docente

 

Nivel 3 B: Verónica de León Pérez (español) y Liliana Caplan Bister (inglés).
Chacra educativa Santa Lucía y huerta institucional: Cecilia Marzaroli Almirón.

Créditos: Mag. Gabriela Cabrera Castromán (texto); docentes del grupo (imágenes)

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